lunes, 19 de mayo de 2008

De noche frente a la botella

- Es demasiado ¿no crees? – decía rascándose la nuca con aire pensativo.
- Si, creo que es demasiado también, deberías beber menos, deberías bajarle – le respondió ella con ademanes de preocupación, pero no demasiados, estaba algo ebria también.
- Muy bien – dijo entonces él dirigiéndole esa mirada tenebrosa y confundida, por el efecto del alcohol, a ella – eso quiere decir dos cosas, escucha bien, solo dos cosas: la primera, que tengo razón, tengo toda la maldita razón. Y la segunda, que me importa un bledo y seguiré bebiendo…
Las risas mutuas se oyeron solo unos breves instantes antes de caer presas del sopor alcohólico.

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