viernes, 24 de diciembre de 2010

Malos motivos para volverse abstemio


Llega al súper con cierto aire de suficiencia. Se dirige inmediatamente a la caja y con una voz sedosa y una sonrisa de comercial se dirige a la guapa cajera.
—Dame unos marlboros.
Ella no pierde la compostura, lee las intenciones de este pretencioso hombre en sus movimientos y miradas, sin perder la sonrisa se da vuelta y la toma del estante, pasa el paquete por la registradora y le cobra al sujeto. Justo cuando este parece irse se da media vuelta y le mira con una centelleante sonrisa:
—Disculpa, no sé si sea apropiado, pero, ¿puedo invitarte a salir cuando termines tu turno? Yo…
—Lo siento, no salgo con fumadores —se apresura a contestar ella ensanchando la sonrisa de su claro rostro.
—Pero qué gran coincidencia —se ilumina el rostro de tan pretencioso tipo y mete su mano en el bolsillo para extraer sus recién comprados cigarros para luego ponerlos en el basurero ante la mirada atónita de la joven mientras agrega:— justo hoy acabo de dejarlo, entonces, ¿paso por aquí a las tres?