martes, 17 de mayo de 2011

Raining inside & outside of you...


Sobre el murmullo de la lluvia alcanzo a escuchar tu voz. Cada gota golpeando nuestros cuerpos calientes parece formar una sinfonía de caída y muerte, de antigua sabiduría perdida, los gritos silenciosos de dioses climatológicos olvidados. El agua escurriendo por tu rostro, viajando por cada poro de tu piel, sin detenerse, es violenta y seductora. El rímel se corre por la lluvia que baja de tus ojos, por la lluvia que nace en tu mirada acuosa. Llueve en tu interior, más fuerte de lo que este cielo sobre nosotros puede hacerlo.
La lluvia canta a nuestro alrededor con la muerte de cada minúscula gota, el concreto antes caliente se enfría, huele a roca húmeda, mis dedos se impregnan del perfume de tu blusa empapada mientras alcanzo a escuchar tu voz. Es débil, apenas un murmullo casi ininteligible, casi roto, y se levanta sobre la sinfonía de la lluvia que nos rodea, esa lluvia que amenaza con convertirse en diluvio (pero dentro de ti cae un monzón que todo lo moja).
El beso me hace olvidar que el agua corre entre mis calcetines, que el nivel de la corriente sube poco a poco, que a nuestro alrededor crece un río que lo arrastra todo, que la inundación es potencialmente cataclísmica. El beso es húmedo (más que el agua que escurre por nuestras pieles caldeadas), tú tiritas entre mis brazos.
Hay remanentes de culpa en mi forma de tocarte, he escuchado tu voz a pesar de la lluvia pero no he entendido tus palabras. Hay mística poesía en tu forma de besarme, y te aferras a mi cuerpo como para salvarte de la corriente que se fortalece a nuestros pies a cada segundo. Hay un segundo que deseo se extienda al infinito, que perdure congelado en el ámbar de mi memoria. Hay música a nuestro alrededor, la lluvia interpreta una bellísima y mortal pieza sinfónica que se vuelve más amenazante a cada segundo.
Y de pronto, la música cesa, ha escampado…
Pero en tu interior llueve, la tormenta no para, anega tu mirada…